Advertencia

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Los Amores Secretos de Diablo es la historia de un hombre que decide narrar con detalle, sus romances, para complacer la avidez de fantasías de un grupo de presos peligrosos.

Las acciones relatadas en este escrito son ficción y los personajes como sus nombres son imaginarios. Se advierte que cualquier parecido con su realidad o la del autor, es solo coincidencia.

El argumento de la obra es mutable ya que se esta escribiendo, y corrigiendo sobre la marcha, por esa razón periódicamente se publicará un episodio nuevo.

El interés de escribir y publicar este cuento no es más que el de narrar una historia con libertad. Este escrito no tiene ningún fin educativo, ni de formación espiritual, o de superación personal; esto me da la libertad de tratar el tema a mí entera discreción.

El lenguaje utilizado es alegórico al utilizado por el vulgo de la ciudad de Santiago de Cali (Colombia), por eso tanto su jerga como el acento, se emplea de manera generosa.

Los errores de ortografía, redacción y estilo en las entradas antiguas pueden ser corregidos a discreción del autor... Algunas imágenes adjuntas pueden ser sensibles a determinado tipo de lector, pero el único objeto es recrear o ambientar el tema de la historia

Este cuento no lo he concebido como relato erótico, ni como pornografía

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21 febrero 2008

Capitulo II, Episodio 8

Il Figlio della Mafia

Calígula, más que delincuente consumado, era un gran actor. Gracias a esa habilidad tenia convencido a todo el mundo de su influencia y de su peligrosidad, no había absolutamente nada legal e ilegal, dentro de este reclusorio, que no pasara primero por su oficina y que no tuviera su visto bueno. Le hablaba al oído al director y activaba los motines, era la conexión entre el comandante de la guardia y el bajo mundo, pero el responsable de las fugas; ficha clave en la logística de la guerra que sostenían los Señores Oscuros, pero a su vez, les daba con que defenderse a Los Rojos; los alojamientos y las comodidades, las comidas y los licores, las comunicaciones y los envíos de mercancía; las visitas conyugales clandestinas y las putas; el servicio medico y los ajusticiamientos; conseguía al mejor abogado y también al Obispo. El era un gran pulpo con sus tentáculos puestos en todos los rubros del penal.

Calígula, así como apodaban los soldados al emperador romano Cayo Julio César Augusto Germánico, en realidad no era descendiente de ningún Emperador romano, ni tenia algún gusto excéntrico por calzar cáligas, ni una pesebrera en marfil en su celda, ni mucho menos el equino; pero los pocos conocimientos en historia clásica que pudieran tener sus semejantes lo relacionarían con el cruel, autoritario, presuntuoso, morboso, sádico, malcriado, caprichoso, extravagante, maniático, fantasioso, tirano, inescrupuloso, aberrado Cesar que rigió el imperio. “Cría fama y échate a dormir”

También se aprovecho del mito de la encarnación del Anticristo en la figura de algún rey, emperador o ministro sanguinario y/o extremadamente maquiavélico. Por esa razón sobre su hombro izquierdo llevaba un deslustrado tatuaje de un demonio verde y debajo del garabato a forma de una cinta el apodo Calígula. Los crédulos y los supersticiosos entendían que dicha marca le daba poderes sobrenaturales o lo identificaba como un mesías del demonio, con una misión de horror sobre el planeta, y que desde su celda estaba reclutando los siervos que le ayudarían a implantar su reinado oscuro en este mundo.

Por otro lado, también se construyo la boga de “figlio della Mafia”, de acuerdo con su genealogía, la que el se invento, era nieto de un miembro de la “Cosa Nostra”, mas exactamente de un “Consigliere” de una de las familias; que presionado por El Perfecto de Palermo no tuvo mas remedio que huir con su esposa, el menor de sus hijos y algunos nietos adolescentes a Sudamérica. Entonces, aquí buscar asilo y lavar sus activos, rescatando así parte del tesoro de la organización. Pero árbol que nace torcido, su tronco jamás endereza; los jóvenes volvieron a inclinarse hacia el tráfico y el contrabando.

Calígula, se portaba en la cárcel como un “Gabellotti” de antaño, administrado negocios y administrando el crimen. Te protegía de sus matones, te prestaba el dinero que luego te robaba y te curaba las heridas de su puñal. Esa dualidad lo hacia un hombre sumamente versátil, oportunista, visionario e inescrupuloso. Como también lo había convertido en alguien sumamente rico y poderoso.

Tenia un magnánimo negocio en sus manos, todo planificado y organizado, solo le faltaba una pieza, y esa pieza era yo. Desde jóvenes juro nunca inmiscuirme en sus asuntos, el juramento fue que jamás me confesaría nada y que jamás me involucraría en sus actos delictivos; siempre había cumplido con devoción aquel pacto, pero esta vez había mucho dinero de por medio, nuestra libertad y nuestras vidas, urgía de mi ayuda para logarlo o perderlo todo. Ni la maldad reencarnada de Cayo Cesar, ni el mito del Anticristo que se incuba en una prisión, ni todo el poder y respaldo de la Mafia Siciliana, lo salvaría de su castigo por defraudar a Los Señores Oscuros y Traicionar a Los Rojos.

- Veo que estas dispuesto a ayudarme esta vez – me susurro a la cara, sin dejar de actuar.

- ¡Esta bien, Esta bien! Don Calígula, así es que lo tengo que llamar o ¿no? Le pagare hasta el ultimo centavo que le debo por lo beneficios que usted me da. Pero, le va tocar tener paciencia.

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