- O sea. – Agrega el Siete Muertos
– Si el Diablo y la Marrana estuvieron con la misma mujer, eso quiere decir que son hermanitos de leche! – Y se echo a reír.
Hermanitos de leche? quien sabe de donde habrán sacado estos tipos tal termino, pero les había parecido de lo mas gracioso y no paraban de lanzar carcajadas. En algunos países es costumbre que los niños posean una nodriza, quien sustituye a la verdadera madre en la lactancia; entonces, todos aquellos que hayan tenido la misma nodriza son entre si hermanos de leche.
- ¿Y yo de quien seré hermanito de leche? – Exclama con picardía el Zarco.
- Pues tendríamos que sentarnos con lápiz en mano y hacer cada quien una lista de las mujeres que con nosotros se han ido a la cama... Luego las cambiamos y así veremos si somos o no hermanitos de leche!
Esta fue la gran idea del Siete Muertos.
- De ninguna manera voy a participar en eso. ¿Es que el encierro les hizo perder la cordura?
Fui ignorado por completo por ellos, mientras revoloteaban como mariposas en celo por todo el patio buscando cuatro papeles. De no existir esas paredes de concreto gris encalado, estarían en búsqueda de alguna papelería cercana.
No es que yo sea un mojigato, pero no quería revelar los nombres de las mujeres con quien sostuve romances. Es cierto que algunos nombres femeninos en una lista no lleguen a ser el motivo de un gran escándalo; que si en esa lista figuran algunas Marías, algunas Carolinas o algunas Sandras, no seria tampoco una explosiva revelación. Pero cundo los cuatro hacíamos parte del mismo grupo de amigos, tal vez decir Maria, Sandra o Carolina era casi como poner sus apellidos, numero de identidad, número telefónico, dirección de domicilio y fotografía a todo color en un expediente “X”
-Solo encontré un papel!- Grito desde lo lejos, el Siete Muertos, mientras acercaba su inmensa humanidad hacia nosotros – Así, que por el momento vamos hacer la lista de mujeres del Diablo.
- ¡Una lista de nada! – Dije en tono tajante - ¿Estas loco? Ni podría recordar bien con quien demonios estuve.
Mentía, lo recordaba bien. Hasta la fecha llevaba sesenta y un relaciones de todo tipo.
- Yo te ayudo a refrescar la memoria! Empecemos con Carol – Interrumpe el Zarco, mientras clavaba en los míos sus filosos ojos azules – Ella fue el primer amor del Diablo y ustedes no la conocieron, pero yo si pues vivía en los mismos bloques de apartamentos en donde moraban mi familia y la del Diablo-
Se acurrucaron todos en una loza de cemento de un extremo del patio, como niños prestos a escuchar el relato de un viejo marino.
– Ustedes parecen chinos, y no que estuvieran cerca de cumplir los cuarenta años. Además, lo mío con Carol solo fue un amor de adolescentes, y no hay mucho que contar.
- Como sea, pero lo importante es que ya tenemos el nombre de tu primer víctima – Exclama sonriendo el Siete Muertos.